viernes, 2 de octubre de 2020

8. La hora de la verdad. (Primera parte)

Sheeba fue la primera en llegar a casa, con su cestillo de esparto y las telas e hilos en su interior. Todas las mañanas se reunía con otras mujeres de barrio burgués para bordar y conversar. Jezebel se puso tensa al oír la puerta, cerró los ojos, respiró hondo y se dirigió hacia su madre. 

-Bueno días, madre. -Le sonrió y dio un beso en la mejilla. Cogió la cesta de su madre y la colocó junto a la chimenea, donde siempre estaba. 


-Buenos días, cielo. ¿Has recogido tu habitación? ¿Tu amiguita sigue aquí? -Dijo la señora y oteó la estancia. Jez puso los ojos en blanco. 


-No, madre, ya se ha ido. Se que no te gusta que sea amiga de huérfanos, pero podrías disimular un poco mejor... 


-Mi deber como madre es preocuparme por tu seguridad y por el qué dirán los demás de ti, querida. 


-Ya, por eso me obligas a casarme con ese...-Apretó los puños y respiró hondo. 


-Jezebel, no tengo ganas de discutir sobre eso, es más, no hay nada que discutir. Te vas a casar con el joven William, el señor Moore es uno de los mejores clientes de tu padre, es una familia bien acomodada. 


La joven se quedó en silencio, sabía que ahora mismo no debería hacer enfurecer a su madre, ya se sulfuraría bastante después... 


- ¡Hola a todos! - Aron abrió la puerta de la casa y se encontró con su esposa e hija enfrentadas. Resopló levemente. - Por favor, ¿podemos comer sin pelearos? Me gustaría disfrutar de una comida apacible, ha sido un largo día. -Se acercó a las mujeres y les pasó un brazo por los hombros a cada una y beso sus cabezas. 

Gerome estaba terminando de servir los platos en lo que madre e hija discutían, así que se sentaron a la mesa, empujadas por el señor KronsJezebel cada vez tenía el pulso más acelerado, iba a contárselo después de comer. 


Terminando de recoger los platos, Jez miró a Gerome, que le guiñó un ojo y sonrió. La joven respiró hondo, cogió la carta de un cajón donde la había dejado anteriormente y se giró hacia sus padres. 


-Papá, mamá...he de contaros algo...-Le temblada la voz, las manos, las piernas. Sus padres la miraron, aun sentados a la mesa, expectantes y algo confundidos. Dejó la carta en la mesa y su padre la cogió para leerla. - Se que no queríais, pero... ayer participé en las pruebas... perdí en el primer combate... contra William Moore... pero esta mañana ha llegado esa carta y... me han admitido.  


Aron leyó la carta, su esposa que tenía una expresión estupefacta. El hombre se levantó de la silla, dirigiéndose a su hija, la joven se encogió, lista para una reprimenda, pero de repente sus pies no tocaban el suelo y unos grandes brazos la rodeaban. 


-Sabía que no pararías hasta conseguirlo...-susurró su padre mientras la abrazada con más fuerza. A la joven se le llenaron los ojos de lágrimas y abrazó con fuerza el cuello de su padre. 


Por encima del hombro de Aron, podía ver a su madre, aun sentada en la silla, leyendo la carta, con una mano en la frente, los ojos muy abiertos. De repente se levantó, dejó la carta en la mesa, subió las escaleras y cerró de un portazo. 




2 comentarios:

  1. Normal que le dé un patatús a la madre.
    Me gusta el planteamiento, aunque sería incapaz de dirigir algo así.

    PD: te dejo un par de consejos no pedidos (espero que me perdones la impertinencia):
    1. Un espaciado entre párrafos hace más cómodo de leer el texto, aunque supongo que eso será cosa de la plantilla del blog que uses (no conozco Blogspot, la verdad).
    2. Diálogos, el infierno en la tierra. Este artículo me habría venido muy bien a mí cuando empecé con el blog. Lo explica mejor que el Panhispánico de dudas: https://teopalacios.com/como-usar-la-raya-de-dialogo/

    Espero con ganas la siguiente.

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    1. Muchas gracias, lo tendré en cuenta.
      Los espacios entre párrafos a veces salen y otras no, la verdad -.-

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