lunes, 30 de noviembre de 2020

50. Prioridades.

 (…) Minutos después, la joven salió de la bañera y se enrolló la toalla al cuerpo, dispuesta a seguir su sueño y sólo su sueño. Así que desterraría a un rincón de su mente lo ocurrido con Derek y sólo se centraría en cumplir su misión.  

- ¡Jake! -Gritó la joven dando un respingo al entrar en la habitación. - ¿Qué demonios haces aquí? 


El joven estaba sentado en la cama de Jezebel, se puso en pie rápidamente al oír su nombre y alzo las manos en señal de paz. Tenía apósitos en la nariz y tapones en las fosas nasales, así que Phein le habría curado. 


-Quería hablar contigo de lo que ha pasado antes. - Dijo el chico apresuradamente. 


-No quiero saber nada. -La joven se acercó a él, lo cogió del brazo y lo empujó hacia la puerta del dormitorio. - No quiero saber por qué me estas mintiendo, no quiero saber por qué no confías en mí. A partir de ahora me centraré en mí misma, sin importar lo que hagan los demás, siempre y cuando no interfieran en mi vida. 


-Pero, Jez, yo... -Intentaba interrumpirla. 


- ¡Te he dicho que no! -Gritó la joven cuando consiguió sacar a Jake de la habitación. - Si no confías en mí, nuestra relación será estrictamente profesional. 


- ¿Qué ocurre aquí? -Preguntó Kazuya mientras abría la puerta de su despacho. Ambos cadetes se colocaron en formación. 


-Es un asusto personal, capitán. -Respondió Jezebel en tono solemne. - Lamento las molestias, señor. 


-Debería vestirse, cadete Krons.- Observó Kazuya. 


-Sí, señor. -Se llevó el puño al pecho, se giró entró en la habitación y cerró con fuerza tras ella. Una vez dentro de la habitación, respiró hondo. ¿Es que no podían dejarla un rato en paz?  


Se dirigió a su cama y se tumbó en ella. El recuerdo de Derek sobre ella, inmovilizándola, le vino de nuevo. Sacudió la cabeza para deshacerse de ese momento. ‘’ ¡No!’’, pensó para sí misma la joven. Sabía que no sería fácil, pero debería intentarlo. 


Saltó de la cama y comenzó a vestirse. Pantalón, camisa y botas. Salió de la habitación, pasó junto a Silver y Karim, que se dirigían al dormitorio. Llamó a la puerta del despacho de Phein. 


-Adelante. -Respondió el capitán. 


-Señor. -Dijo la joven que cerró la puerta tras ella y colocó las manos a la espalda. - Me gustaría continuar con las clases de medicina. 


-Cadete Krons, me alegra ver que ya está vestida. -Dijo el hombre. - ¿Debo mediar en lo ocurrido con el cadete Miller? 


-No señor, ya está solucionado. - Contestó la joven. 


-Está bien. -El capitán se levantó de la silla y se dirigió a la estantería, cogió un par de libros y se los entregó a la cadete. - Hierbas medicinales. Creo que tendrás para un par de semanas. 


-Gracias señor. -La joven tomó los libros y salió del despacho. 


Bajó las escaleras hacia el patio, cruzándose con varios cadetes que hablaban entre ellos. Salió al jardín y se dirigió hacia uno de los árboles, dejó los libros en el suelo, se sentó, apoyó la espalda en el tronco y cogió uno de los libros. Respiró hondo y empezó a leer. (...) 




viernes, 27 de noviembre de 2020

49. Desahogo.

Las chicas siguieron su camino hacia el campo de entrenamiento de nuevo, Kathra seguía a Jez en silencio. En el rostro de Jezebel se notaba el enfado, necesitaba desfogar. 

Cuando salieron al campo, tomó su espada bastarda y, sin mediar palabra, se dirigió a los muñecos de combate, se colocó en el centro del circulo. 


- ¡Fuera! -Gritó la pelirroja. 


Derek, Flavio y William que estaban entrenando allí, se alejaron rápidamente al oír el grito de la joven. Cuando los tres jóvenes salieron del círculo de los muñecos, comenzó a atacar a los dummies, haciendo fintas y giros.  


- ¿Qué le pasa? -Preguntó Flavio a Kathra, que se había colocado junto a ellos. 


-Creo que tiene mucho estrés encima y.…nos acabamos de enterar que Jake entrena con un Inquisidor y nos lo ha estado ocultando. -Respondió Kathra.- Íbamos a la enfermería a que me curara los dedos y nos encontramos a Jake hablando con el Inquisidor, Jez le preguntó y Jake le dijo que no nos lo podía decir y que confiáramos en él. Y se lio. Siempre se han protegido el uno al otro y se lo contaban todo. Yo vivía con Jake en el orfanato, pero yo siempre he ido más a mi rollo, aunque Jez sea mi mejor amiga claro.  


-Así que está destrozando a los muñecos en vez de hacerle eso a Jake, ¿no? -Comentó William mientras cruzaba los brazos. - No quisiera estar en la piel de Jake...  


- ¡Ah! Cuando entramos a enfermería, Jake quiso entrar y Jez le cerró la puerta en la cara. Y parece que le ha roto la nariz...-Los tres jóvenes miraron a la rubia asombrados. 


-Acabemos con esto... -Dijo Derek resoplando 


Derek se abalanzó sobre ella, sujetándola desde la espalda, inmovilizándola. Jez se revolvió, gritando y pataleando, pero Derek era, evidentemente, más fuerte que ella. La cogió por la cintura, golpeó la muñeca de la joven haciendo que soltara la espada y volvió a abrazarla mientras ella seguía forcejeando. 


Terminó cargando a la joven al hombro, cual saco de patatas y empezó a caminar, alejándose del campo de entrenamiento, llevándola a un lugar apartado. Jezebel le golpeaba la espalda y seguía pataleando, pero Derek le inmovilizó las piernas con el brazo que tenía libre.  


La llevó al pequeño bosque que había tras el campo de atletismo y la dejó caer al suelo. Tal y cómo la joven tocó hierba, miró a Derek, furiosa y se lanzó contra él. El joven recibió el golpe, echando un pie atrás para mantener el equilibrio, le había golpeado con el hombro en las costillas. Empujó a Jez para apartarla de él y la joven volvió a cargar contra él, esta vez apuntó a las piernas. Derek se apartó levente, cogió a Jez por la nuca y la muñeca, empujó hacia abajo, dejándola tumbada en el suelo y retorciéndole el brazo suavemente, sin llegar a hacerle daño, quedando sobre ella. 


- ¿No es mejor desahogarse con alguien que con un muñeco? -Le susurró al oído y se levantó rápidamente, liberando a la joven. 


La joven se puso en pie de nuevo, sacudió el brazo que Derek le sujetaba. Sonrió de lado y se colocaron en guardia. El hijo del herrero se lanzó hacia la joven y, ésta corrió hacia él, aprovechó la inercia y se deslizó entre sus piernas, colocándose a su espalda y le golpeó con la pierna, haciendo que el joven cayera al suelo. Jez tumbó sobre la espalda del joven y le dio un beso en la mejilla. 


-La verdad es que si... Ya  a quién usar como desahogo. -Rio suavemente la joven. 

Derek sonrió, giró sobre sí mismo, dándose la vuelta, quedó sobre la chica, sujetándole las muñecas y las piernas de la joven con las suyas propias. Jez estaba totalmente inmovilizada.