martes, 13 de octubre de 2020

17. Otro golpe.

Habían pasado diez días desde la prueba inicial. El hematoma de Jezebel empezaba a tornarse amarillento, empezando a reducirse. La herida de la frente y la mejilla eran ya postillas; al menos ya podía atarse sola las botas. Durante el tiempo que ha estado convaleciente, la joven pelirroja había realizado los ejercicios con sus compañeros, pero de forma más liviana. Por las tardes, cuando se acababan los entrenamientos físicos y de modales; Jezebel acudía a su clase de medicina con el Capitán Phein Kazuya. Durante estos días, había aprendido a desinfectar y tomar puntos de aproximación.  

Hoy tenían el día libre, Kazuya e Iritia tenían que solucionar algunos asuntos fuera del campamento, Matías se iba a dedicar a planificar las clases de los próximos días, y Rodrik, como siempre, estaría en la cocina, inventando nuevos platos. 


Jezebel, María y Kathra se vistieron en el dormitorio, iban a ayudar a la pelirroja a ponerse un poco al día, ahora que ya podía moverse mejor. Bajaron las escaleras y se dirigieron a la salida trasera del barracón, que daba directamente al circuito de obstáculos donde se lastimó Jez. Las chicas iban hablando de cómo harían el entrenamiento cuando, de repente, crujió algo bajo los pies de Jezebel y ésta cayó al vacío. Otro golpe. Cuando abrió los ojos, escuchó a Kathra llamándola y a María dando golpes en el suelo. 


-Estoy bien, tranquilas... -Se incorporó lentamente. Miró a su alrededor, pero no veía nada, estaba todo muy oscuro. - ¿Podéis pasarme una antorcha o algo para hacerla? 


-Espera. - Dijo Kathra.- María, busca algo, corre. -María asintió y salió corriendo. - ¿Segura que estás bien? 


-Si, si, tranquila...-Miró hacía arriba, donde estaba su amiga, parecía la distancia de un segundo piso. - Sólo algo dolorida, otra vez...-Rió suavemente llevándose la mano al costado. 

- Voy a intentar encontrar una escalera, una cuerda o algo que me pueda ayudar a subir. 


Palpando en la oscuridad, encontró a unos metros de donde había caído algunas cajas apiladas, no pesaban mucho. Cogió una de ellas y la arrastró hacia la luz. Cuando ya pudo ver lo que era, estaba cerrada. Se sacó la daga de la muslera e hizo palanca hasta abrirla. Gritó. Pero al momento empezó a reír a carcajada limpia mientras se oían los gritos de su amiga preguntando qué pasaba. 


-Son muñecos de entrenamiento...-Le enseñó la cabeza de uno a Kathra, mientras seguía riéndose. 


-Eres idiota. -Dijo la rubia. - Ya está aquí María. 


La otra chica, dejó caer una antorcha y un par de piedras. Jezebel tomó las dos piedras y las estrelló la una con la otra sobre la antorcha hasta poder encenderla. Una vez que la sala se iluminó algo más, empezó a buscar entre las cajas, pero no encontraba nada de utilidad. Después de mover algunas cajas, encontró una reja que daba a las alcantarillas de la ciudad. 


-No puedes ir tú sola, espera. -Dijo Kathra.- Voy a por nuestras armas y voy contigo, María, busca a Matías o Rodrik y diles donde estamos. La rubia salió corriendo y a los pocos minutos, regresó con su arco y la espada Jezebel. -Por Abel... ¿Cómo puedes luchar con tanto peso? Cógela. -Dejó caer la espalda encima de la caja de los muñecos que seguía bajo al agujero y después, cuando Jez hubo quitado la espada, se dejó caer.  


Jezebel la ayudó a salir de la caja, le enseñó la rejilla, estaba cerrada con un candado, así que Kathra intentó abrirlo con la punta de una de sus flechas. Mientras, esperaba, Jez se apoyó en una caja, pequeña. La tomó, la limpió con el puño de la camisa, parecía que llevaba allí mucho tiempo, en la tapa no había inscripción, la abrió. Un precioso collar con una gran esmeralda apareció delante de sus ojos. 


-Kath...-Susurró la pelirroja. La otra joven se giró al escuchar a su amiga. 


- ¿De dónde ha salido eso? -Dijo Kathra al acercarse a Jez, que sujetaba la caja.  


Jezebel acarició con una mano la cadena del collar, que parecía hecha de también de piedras preciosas. Las manos de las jóvenes llegaron a la piedra verde a vez. Y todo se tornó negro. 





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