viernes, 6 de noviembre de 2020

35. El orfanato.

Todos se reunieron en el salón después de cenar, como todas las noches. Algunos estaban más nerviosos que otros. 

-Bien -comenzó la pelirroja. - Dos personas deberían quedarse, un chico y una chica, en cada habitación, para que si, por casualidad, alguien entrara, girarse o hacer algún movimiento y no levantar sospechas.  


-Yo me quedo, aun no estoy preparada. -Dijo Hannako levantando la mano. 


-Yo me quedo también. -Dijo Antonio. -Soy veloz, podré llegar rápidamente a avisaros. 


Jezebel asintió a sus compañeros y desplegó un mapa de la ciudad sobre la mesa, señaló dónde estaba situado el orfanato y el camino más rápido para llegar allí. 


-Tendremos que ir andando, está junto al rio así que podemos ir por la dársena y pasaremos más desapercibidos. Kathra, tú que llevas el arco tendrás que subir aquí. -La joven señaló un edificio frente al orfanato. - Así tendrás una buena visión de todo lo que ocurra y Mika, tu estarás con ella -Miró a la cadete. - Con tu telepatía, podrás avisarnos si algo extraño sucede. -La joven se irguió y apoyó las manos en la mesa. - Ahora iros a preparar vuestro equipo y armaduras. Nos vemos abajo en dos horas.  


Horas después, todos se volvieron a juntar en el salón, mientras salían por la parte trasera del barracón, Antonio y Hannako se despedían de ellos quedándose en el recinto. 


Lo jóvenes huidizos, se escabulleron sin problema del barracón, lo difícil sería esquivar a las patrullas. Por suerte, se conocían los horarios y los itinerarios que debían hacer la guardia nocturna. 


Una hora después de salir del barracón, llegaron al frente del orfanato. Jez le señaló a Kath y Mika dónde debían colocarse, William se fue con ellas por si acaso las encontraban. 


Los demás esperaron que la arquera se colocase. Observaron la calle, estaba desierta, solo se veía algún gato corriendo tras las ratas. Hawk le dio un golpe a Jez en el hombro y le señaló una entrada a las alcantarillas cerca de ellos. Cuando la arquera estuvo en posición, la pelirroja les hizo una señal para que estuvieran atentos a la reja de las cloacas. 


William les hizo una señal de que estaba todo controlado. Jez, Derek, Marina, HawkCastle y Silver, se dirigieron a la entrada del orfanato mientras los demás se quedaban escondidos en la dársena, vigilando. Castle forzó la cerradura y entraron en silencio. Jez, Derek y Marina subieron al segundo piso. Apestaba. Habia un fuerte olor a heces, orina, putrefacción y alcohol. Según pasaban por las habitaciones, todos los niños estaban dormidos. Revisaron cada habitación del piso superior. 


-Jez -Susurró Marina al fondo del pasillo, se cubría la boca y nariz con la parte interior del codo, le hizo una señal para que se acercara. 


La pelirroja se aproximó a su compañera, el olor a putrefacción cada vez era más fuerte, Derek la siguió. Marina se apartó de la puerta y tuvo una arcada silenciosa. Jez entró a la habitación, parecía la habitación de la encargada del orfanato. Se oyó el crujir del suelo y la joven se giró rápidamente y la imagen la dejó estupefacta. Las ratas se estaban comiendo a alguien. Le pelirroja se acercó a la cama, aun respirando por la boca, el olor era insoportable. Apartó algunas ratas con la vaina de la espalda.  


-Es una mujer, de entre sesenta y setenta años, lleva muerta al menos tres semanas. -Informó Jezebel, mientras inspeccionaba el cuerpo, sin tocarlo. - Parece que tiene varios cortes a lo largo del cuerpo... y le seccionaron la arteria carótida. -Se irguió y miró a su alrededor. 


- ¿Y para los que no sabemos de medicina? -Preguntó Derek. 


-La torturaron y acabaron con ella cortándole el cuello. - Contestó la pelirroja, tomó una 

sábana, cubrió el cuerpo de la mujer. 


‘’Jez, varios hombres han entrado en la casa que hay dos edificios a vuestra derecha, parecen mendigos como los que hemos estado interrogando’’, resonó en su cabeza la voz de Mika. La joven se acercó a la ventana, William le devolvió la mirada y la joven, con gestos, le dijo que había recibido el mensaje y que estuvieran atentos. 


Jez volvió a girarse, salió por la puerta, cruzándose con Derek y Marina, ésta última, rezó una plegaria en susurros y luego cerró la puerta. 


-No podemos dejar a todos estos niños aquí, solos. - Susurró Marina. 


-No hemos venido por los niños, nos encargaremos de ellos más tarde. - Respondió Derek 


Los tres jóvenes bajaron las escaleras y se encontraron con CastleHawk y Silver, que no habían encontrado nada, sólo niños durmiendo y un fuerte olor a alcohol en todas las habitaciones. 


-Les darán alcohol para que duerman y no tener que preocuparse por ellos.-Dijo la pelirroja. - Arriba está la mujer que debía cuidarlos, falleció hace algunas semanas, así que seguramente lleven desde entonces a merced del Rey de las Ratas. 


‘’¡Jezebel!’’, la joven se sobresaltó al oir su nombre en la cabeza. ‘’El enterrador. Ha entrado en la otra casa.’’ 





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