martes, 10 de noviembre de 2020

37. De nuevo, enfermera Krons.

Jezebel fue recuperando la conciencia poco a poco, dándose cuenta de que alguien la cargaba al hombro, como un saco de patatas. Al alzar la mirada, se encontró de frente con el rostro del Enterrador. Dio un grito sordo. El hombre estaba atado de manos y pies, estaba flanqueado por Caballeros del cuarto y quinto cielo. La joven palideció.  

Se removió para que la soltaran y así ocurrió. Derek la dejó en el suelo y cuando la joven se giró... Los ojos de Kazuya se clavaron en los de ella. La pelirroja se estremeció y dio un paso atrás, chocando con la espalda en el torso del hijo del herrero. 


-Tienes suerte de que al menos haya alguien con cabeza en este pelotón.-Declaró el capitán. Miró a Derek e hizo una señal para continuar la marcha. 


La mano del joven tomó el brazo de Jez, que la arrastró hacia la salida, siguiendo los pasos del capitán. Se percató de que Derek cojeaba de la pierna izquierda y tenía varios cortes en los brazos. 


-Derek...-Susurró la joven 


-Estoy bien. - Dijo el joven de forma cortante. 


La joven cerró los labios y evitó seguir hablando. A medida que salía de la casa, a sus otros compañeros también los ayudaban a salir. Kathra y Castle se apoyaban el uno en el otro para andar. Jake cogió en brazos a Mika, que tenía un corte en el gemelo. William y Silver, que sufrían diferentes heridas y cardenales, ayudaban a Alexander, quien tenía sangre en la cabeza. Flavio tenía en brazos a Karim, que estaba inconsciente. La pelirroja quiso acercarse a ella para asegurarse que estaba bien, pero Derek la retuvo. Jezebel miró al joven de mala gana, pero éste ni siquiera la miraba, parecía ido, siguiendo órdenes de Kazuya. ¿Él era el topo?  


Momentos más tarde, después de las detenciones de los hombres que aún quedaban vivos, llegaron todos al barracón y fue entonces, cuando Derek soltó el brazo de la pelirroja. 


-A la enfermería, todos. -Ordenó el Capitán, sin siquiera mirarlos. - Krons, atiende a tus seguidores.  


La joven tragó saliva, Phein estaba furioso. Obedeció al capitán y se dirigió a la enfermería con sus compañeros. Durante horas se dedicó a limpiar y curar heridas. Todos estaban bien dentro de que lo que cabía, heridas superficiales y contusiones. Cuando acabó con los demás, se dirigió hacia Derek, que estaba sentado en una silla junto a la puerta de la sala. No se había movido de allí desde que llegaron. Al acercarse, la joven se percató de que, bajo la pierna del herrero, había un pequeño charco de sangre.  


La joven se arrodilló junto a él y empezó a desabrochar los cordones de las perneras de la armadura. El joven no dijo nada. Durante unos minutos, se dedicó a limpiarle la herida, que iba desde el muslo hasta la rodilla. Necesitaría puntos de sutura. Aplicó un ungüento para anestesiar la zona y lo dejó actuar. Se levantó y fue a por los utensilios que necesitaba. 


Volvió junto al joven, se arrodilló de nuevo. Quemó la aguja para esterilizarla, enhebró el hilo, respiró hondo y miró al joven. 


-Esto te va a doler...-Susurró la joven que comenzó a coser la pierna del joven. 


Minutos más tarde, cortó el hilo, extendió un ungüento sobre los puntos para que sanasen más deprisa y que no se infectaran y vendó el muslo del joven. Derek siquiera la había mirado. La joven se levantó y se llevó con ella los utensilios para limpiarlos. 


Cuando acabó de atender a todos sus compañeros, ahora que ya estaba más relajada, notó una punzada en el costado derecho. Se llevó la mano de forma instintiva y cuando se la miró, tenía sangre. Entró en una pequeña sala que había en la enfermería, se levantó la camiseta. 

Tenía una herida en las costillas que necesitaba puntos. Intentó coserse ella misma, pero le era imposible. Tendría que pedir ayuda al capitán.  


- ¿Capitán? -Llamó a la puerta del despacho de Phein 


-Entra. -Dijo contundente el capitán. La joven obedeció, entró y cerró la puerta tras ella. El capitán, ya se había quitado la armadura y estaba sentado en su silla. - Voy a ahorrarte la palabrería de todo lo que podría haber pasado. Quedáis cinco meses confinados en el barracón, no podréis salir bajo ningún concepto bajo pena de expulsión. Y eso, te incluye a ti. -Se inclinó sobre la mesa y cruzó las manos. - No pienso permitir que vuelvas a poner en peligro a tus compañeros. Podrían haberos matado o capturado. Me da igual que seas mi mejor cadete y enfermera. Si desobedeces de nuevo, te quedas fuera.  -Las palabras del capitán atravesaron a la joven, que cerró los ojos para evitar las lágrimas, respiró hondo y asintió en silencio. - ¿Quería algo más, cadete Krons? 


-Si, capitán. -La joven se irguió y noto otra vez la punzada en el costado. - Necesitaría su ayuda, capitán.  


La pelirroja se levantó la camisa y dejó ver la herida. Phein se levantó, abrió el armario que había tras la mesa y tomó los utensilios necesarios. Al cabo de pocos minutos, había cerrado la herida de la joven. Salvo que no usó con ella el anestésico y Jezebel estaba al borde del desmayo, pero se mantuvo firme hasta salir del despacho del capitán.  


Una vez en el pasillo, se dejó caer sobre la pared y se deslizó hasta quedar sentada en el suelo, alzó las rodillas y se las abrazó, dejando caer la cabeza sobre los antebrazos.

 






No hay comentarios:

Publicar un comentario