jueves, 19 de noviembre de 2020

44. Segunda patrulla.

Todos los cadetes estaban emocionados, por fin podrían salir del recinto después de cinco meses. Estaban en los respectivos vestuarios, acomodándose las armaduras, ayudándose unos a otros.  

Jezebel estaba frente al espejo, observando su nueva cicatriz, curada al fin. Meneó suavemente la cabeza, respiró hondo, se bajó la camisa y se colocó el corsé metálico, ajustándose las cuerdas. Hacía tanto tiempo que no se lo ponía que le resultaba algo incómodo.  


La voz de Matías que los llamaba a formar filas sonó desde el final de las escaleras y todos empezaron a salir de las habitaciones. 


-Buenos días, cadetes. ¿Listos para volver a patrullar? -Preguntó el Capitán Kazuya, quien también vestía de uniforme. - Lleváis encerrados cinco meses como castigo de lo que pasó la última vez, así que espero que no se repita o el castigo será peor y más largo. Os preguntaréis porqué llevo la armadura puesta y es que, para que no vuelva a ocurrir, iré con algunos Caballeros del Cielo, yendo de unas patrullas a otras. Esta será la primera patrulla de Hannako y Félix. Ahora bien, hagamos los grupos.  


Antonio, Hawk, Derek y Hannko al barrio burgués. 


Flavio, Félix y Alexander al barrio gremial. 


Marina, Castle y Karim a los alrededores de Palacio. 


Silver, Kathra y Jake a las Murallas. 


Mika, Jezebel y William a los barrios bajos. 


-… y así quedan los equipos. Os recuerdo que no debéis saliros de vuestras rutas, tendréis refuerzo de los Caballeros del Cielo y que, si algo ocurriese, debéis avisarlos –el capitán deslizó la vista hacia Jez.- antes de actuar por vuestra cuenta. Ahora, largaos. -Dio una palmada y los cadetes se empezaron a disgregar. 


Mika apareció de repente delante de Jez, cogida del brazo de William, sonriendo de oreja a oreja, se enganchó al brazo de la pelirroja y empezó a andar hacia las cuadras. 


-Wiiii, por fin me toca con vosotros. -Dijo la pequeña cadete. - Estoy super, super emocionada por hacer patrulla con vosotros. 


William y Jez se miraron, por encima de la cabeza de Mika, ya que era como treinta centímetros más baja que ellos, y simplemente rieron dejando que la joven tirara de ellos. 

 


Minutos después, dejaron los caballos atados, había un grupo de Caballeros que les dieron algunas indicaciones y zonas donde ellos no debían entrar, ya que eran zonas más peligrosas y se encargaría la Orden. Tomaron sus armas de las monturas y comenzaron la patrulla. 


Se encontraban en la zona más pobre de la ciudad, los suburbios. Aquí vivían viudas con hijos, ladrones, asesinos, niños sin hogar, mafias...Seguramente este sería el reino del Rey de las Ratas y a Jezebel no le hacía ni pizca de gracia estar por aquí, pero quizás pudieran recabar datos sin salirse de su ruta y no estarían desobedeciendo las órdenes del capitán.  


-Señor, ¿se encuentra bien? -Dijo Mika. - ¿Hola? ¿Señor? -insistió. 


El hombre se encontraba sentado en una fuente, en el centro de una plaza, pero no respondió. Mika dio un paso para acercarse a él, pero Jez la cogió del brazo y la detuvo. La pelirroja se fue acercando al susodicho, con una mano en la daga. 


- ¿Señor? -Preguntó la joven. - ¿Está bien? 


Jez miró por encima de su hombro a sus compañeros y éstos sacaron sus armas, al igual que la joven desenvainó su espada. Siguió acercándose al hombre, que ni se movía ni hablaba.  


La joven le tocó el hombro y notó una fuerte sacudida, cuando sus ojos volvieron a enfocar, todo se había vuelto gris, taciturno. Miró delante suya y el hombre no estaba, tras ella, seguían Will y Mika, que parecían igual que desorientados que la pelirroja. 


-Bienvenidos a la Vigilia, queridos míos. -Dijo una sombra tras ellos, soltando una carcajada áspera, maliciosa. 



  

     


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