sábado, 3 de octubre de 2020

9. La hora de la verdad. (segunda parte)

Después de la escena de la cocina, Jez subió a su habitación a hacer el equipaje que se llevaría al Barracón 9. Quería ir a hablar con su madre, pero decidió darle un poco de espacio, cuando terminase de hacer la maleta, iría a hablar con ella. 

Ya entrada la tarde, casi terminando el equipaje, llamaron a su puerta. Se acercó a abrir, era su madre. 


-Mamá...-Su madre alzó la mano y Jez se calló. 


-Tengo que contarte algo, ven conmigo. -Su madre estaba más seria que de costumbre. Se dio la vuelta y empezó a bajar las escaleras, la joven la siguió con celeridad. 


Sheeba bajó las escaleras, cruzó el salón, la cocina y salió al patio. Sacó una llave del bolsillo y abrió el cobertizo del jardín que siempre estaba cerrado. Primero entró la mujer, luego la niña con algo de miedo. La madre prendió una vela y, de repente, apareció una hermosa armadura del Cuarto Cielo, división explorador. Los ojos de la joven se abrieron como platos al ver esa imagen. Sheeba se acercó a la armadura, acarició una de las hombreras y miró a su hija. 


- ¿Creías que no sabía qué hacías cuando te escabullías de casa? -Preguntó su madre y Jez cerró la boca de repente. - No quería que entraras en la Orden del Cielo, porque yo lo estuve y ahora las cosas con la alianza están más tensas... Los entrenamientos son muy duros, las misiones son peligrosas...-Jezebel se acercó corriendo a su madre y tomó sus manos, sonriendo. 


-Madre, se dónde me estoy metiendo, ahora que me has contado que tú fuiste exploradora, tengo más ganas de entrar en la Orden,  siempre has sido mi heroína, aunque no te lo diga nunca, siempre he querido ser como tú, una mujer fuerte, que sabe lo que quiere, que quiere a su familia por encima de todo... -Sheeba abrazó a su hija con fuerza, sollozando. 


Permanecieron abrazadas un rato, hasta que la puerta del cobertizo se volvió a abrir y apareció Aron en el umbral, sonriendo de oreja a oreja. La joven y su madre se separaron lentamente para mirar al hombre, que llevaba algo en la mano. 


-Cielo, te tengo un regalo...-Aron se acercó a su hija y le entregó una vaina. Jezebel tomó el regalo entre sus manos, era pesada. De la vaina, sacó una preciosa y brillante espada bastarda, Jez la miró asombrada. - Necesitarás tu propia espada al entrar en la Orden y queríamos regalarte la primera. La otra que escondes bajo tu cama está fea y antigua, casi no tiene filo. -Jezebel volvió a meter la espada en su vaina. 


- ¿Cómo un comerciante de tela sabe tanto de espadas? -Preguntó la joven. Aron y Sheeba comenzaron a reír y la hija frunció el ceño. 


-Tu madre y yo nos conocimos durante una misión de reconocimiento... -Pasó el brazo por encima de los hombros de su esposa. - Ella tenía que recoger las armas que yo entregaba para la Orden... 


- ¿¡Eras comerciante de armas!? -Exclamó Jezebel al oír dicha información. 






1 comentario:

  1. ¡Qué gran momento ese en el que descubres las que liaban tus padres en su juventud!

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